Diario de Bulgaria, día 2: llegada a Bulgaria

Restaurante PRI XASHA

DÍA 2, MIÉRCOLES 17 MAYO 2017

Me levanté a las 7:15, me duché y desayuné con Tamara y Elías, que libraba esa mañana. Una vez que estuvimos listas Tamara y yo, me dejó con su coche en el aeropuerto, antes de ir a trabajar. Igualmente pasé el control de seguridad y entré a la zona aire, pues ya llevaba la tarjeta impresa y no facturaba maleta. En el Duty Free compré dos botellas de vino para llevar, como me había pedido Pelayo, a pesar de que no había mucha variedad… Finalmente me decanté por Mar de Frades y El Regalo de Izadi, pagando casi 30€ por ambas.

Embarcamos puntuales pero una vez que llegué a la puerta, como era de las últimas, me obligaron a dejar la maleta allí con el fin de llevarla en bodega, pues al parecer ya no cabían más bultos en cabina (eso sí, sin pagar ningún recargo). Algunos de los pasajeros que iban en el avión eran un poco mal educados, pues no se sentaban, no se ponían los cinturones, no dejaban de hablar por teléfono, etc; los azafatos ya no sabían qué hacer y de hecho despegamos tarde por su desobediencia…

Durante el vuelo aproveché para dormir ya que no había pasado demasiado buena noche por los nervios del viaje, lo de conducir 300km yo sola por Bulgaria me agobiaba bastante… Llegamos bastantey pasé el control de documentación (como sabéis, para los europeos consiste solamente en enseñar el DNI). Me puse inmediatamente en la cola de la única oficina de cambio que había mientras esperaba a que saliesen las maletas. Había unos españoles detrás de mí en la fila que me guardaron un momento el sitio mientras me acerqué a la cinta para coger la maleta. Cambié 50€, entregándome la señora de la ventanilla 93 Levas. El cambio estaba en esos momentos, más o menos, a dos levas por euro.

Documentación del coche de alquiler

Salí a la zona tierra y justo enfrente estaba la oficina de Europcar. Allí me atendió un chico muy agradable y que hablaba muy bien inglés, sin acentos raros, fácil de entender. Para entregarme el coche tenía que bloquear 1000 Levas en mi tarjeta de crédito, pero había problemas con ella. Como había comprado una tarjeta de VODAFONE para poder hablar y tener datos fuera de España, llamé a ING y rápidamente me lo solucionaron, pues el problema era el límite que tenía la tarjeta, que era inferior; enseguida me lo cambiaron, aunque podría haberlo hecho yo desde la aplicación si hubiese identificado la razón. Finalmente el chico me entregó las llaves y me explicó donde estaba el coche (planta -4).

Coche de alquiler
Verde Bulgaria

Metí los bártulos en el maletero, puse las coordenadas de KAPITAN ANDREEVO (donde estaba trabajando ese día Pelayo hasta por la tarde) y arranqué. Había 300 km entre un punto y otro, calculando el GPS que me llevaría casi 3 horas. Salir del aeropuerto no fue fácil, me perdí una vez, pero el aparato recalculó la ruta  y finalmente salí de la ciudad. Enseguida entré en la autopista, con velocidad máxima permitida de 140km/hora. La verdad es que las carreteras estaban bastante bien, sobre todo el último tramo (desde Zagora), que según los carteles estaba pagado con fondos de la Unión Europea. Como eran autopistas muy amplias y con apenas curvas fui bastante rápido, así que llegué al destino un poco antes de la hora prevista. Allí salió Pelayo en mi búsqueda y por fin me presentó a su compañero Daniel, de Rumanía, del que tanto me había hablado. Me enseñaron el despacho en el que trabajaban, en donde comí el último bocadillo que llevaba y aproveché para dormir un rato en un sofá que había en la sala, pues estaba muy cansada del estrés que me había provocado el conducir sola por el país.

Calle de Svilengrad

Al rato desperté y fuimos para SVILENGRAD, primero a cambiar dinero, e inmediatamente después para el hotel en el que estaba alojado Pelayo, que se llamaba PONTOS. Está en una calle con edificios en construcción, que puede dar un poco de desconfianza al principio, pero el pueblo en general es muy tranquilo. El problema es que en el hotel no hablan nada de inglés, así que tienen que usar el traductor de Google para entenderse. Nos dio tiempo a ducharnos y poco más, pues Pelayo había quedado con sus compañeros a las 21 horas para cenar. Aquí os dejo la opinión y fotos del hotel en Tripavisor.

Hotel Pontos

Una vez que estuvimos listos salimos del hotel y fuimos caminando hasta el lugar en donde había quedado con Daniel; como aún era pronto nos dio tiempo a tomar una cerveza en un local que se llama PIZZERÍA PUNTO. Yo probé una búlgara que se llama Kamenitza pero era demasiado ligera para mi gusto. Al rato llegó Daniel, que no quiso tomar nada. Pagamos 4 Levas y marchamos para el restaurante При Хъша/ PRI XASHA, que se pronuncia parecido a JIRSHA).

Ya nos esperaban en la puerta dos compañeros más de Pelayo: Kim, de Dinamarca, y Jenny, de Bulgaria. En el local nos habían reservado una mesa en una bonita terraza acristalada, el único problema es que había mucho humo, pues al parecer aquí no se puede fumar en los locales de hostelería pero nadie lo respeta. Pedimos vino blanco y rosado de la casa para beber, que servían en jarras de cristal (bastante bueno, la verdad), y varios platos para compartir:

-Ensalada Shopska

Restaurante PRI XASHA

-Green Salad

Restaurante PRI XASHA

-Ensalada Caprese

-Lengua

Restaurante PRI XASHA

-Mollejas con champiñones y bacon (para mí el plato más rico y sabroso)

Restaurante PRI XASHA

-Pollo con verduras

Restaurante PRI XASHA

-Pollo frito con sésamo y miel

Restaurante PRI XASHA

-Pollo frito

Restaurante PRI XASHA

Estaba todo riquísimo, sobre todo las mollejas (y eso que en general no me agradan mucho), pero sobró comida, pues eran muchos platos y muy abundantes. La cuenta total fue de 80 levas/40€, una ganga; esa noche nos invitó Pelayo a cenar. Fue una agradable velada, pues eran todos muy agradables. Os dejo aquí más fotos del lugar y opinión en Tripadvisor.

Restaurante PRI XASHA

Tras la cena se despidieron y Pelayo y yo entramos en un club con billares y música. Estaba tan alta la música que decidimos marcharnos antes de pedir nada. En el hotel abrimos una botella de espumoso que había comprado Pelayo para celebrar mi llegada y pusimos algo de música de la zona gracias a los canales de la TV (no hay ni un solo canal internacional).

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