Diario de China, día 2: Pekín

Llegamos a Pekín sobre las 11 de la mañana, hora local (que son 6 horas más que en España) y, tras recoger las maletas, salimos a la zona tierra, donde se suponía que venía a buscarnos alguien, pero allí no había nadie. Yo pasé unos horrorosos 5 minutos pensando que nos habían dejado tirados sin saber ni siquiera el nombre del hotel… Nos dimos unas cuantas vueltas, pues había muchísimos chinos con carteles, pero ninguno de los nombres que mostraban coincidían con los nuestros. Al rato, después de la cuarta vuelta por el pasillo del aeropuerto, apareció un chino de camiseta rosa con una larga lista de nombres en español y entre ellos estaba el nuestro, ¡¡ufffffff, qué susto!!
Llegada a aeropuerto

Se presentó como Chou (en realidad se escribe Zhoug) y dijo que iba a ser nuestro guía durante los días de estancia en Pekín, hablando perfecto español (y eso que nunca había estado en nuestro país, según nos dijo). Nos dio unos cuantos consejos iniciales: no comprar nada a los vendedores ambulantes (pues pueden timarte o incluso ser peligrosos), cambiar dinero en los hoteles (pues el cambio es peor en los aeropuertos) y además nos ofreció una excursión opcional para la tarde: el Templo del Lama, La Colina de Carbón y la Calle Wanfujian (250Y=25€/persona). La aceptamos y esperamos un poco en el aeropuerto, pues faltaban dos parejas más de españoles que venían a nuestro mismo hotel.

Llegada al aeropuerto

Cuando estuvimos todos subimos a un minibús que nos trasladó al hotel, que está en el distrito comercial. Durante el trayecto aprovechamos para ver los rascacielos, el edificio de la televisión China, algunos templos, etc. Chou aprovechó el viaje para transmitirnos interesante información sobre China (que en chino se escribe así: 中国). Nos explicó que el país se trata de una república socialista gobernada por el partido comunista chino y que cuenta con una población de 1.300 millones de personas (que es la quinta parte de la población mundial total) y una densidad de población de 153 hab/km2.

Es el tercer país más extenso del mundo tras Rusia y Canadá, dividido en 23 provincias y 5 regiones autónomas (entre ellas el Tíbet), 4 municipalidades (Pekín, Shanghai, Tianjin y Chongqing) y dos regiones especiales de alto nivel de autogobierno (Hong Kong y Macao). Existen 56 etnias de las cuales la mayoritaria es la Han, pues supone más del 90% de la población. El resto son Mongoles, Tibetanos, Manchúes, Miao, etc. El idioma oficial es el chino mandarín, existiendo muchas variantes locales. El Gobierno permite la libertad de religión, dominando el budismo, pero también existen taoístas, católicos, protestantes, musulmanes, etc.

China significa «país central o del centro», pues fue el origen de un montón de regiones que se fueron uniendo a lo largo del tiempo. La independencia de la República Popular China fue declarada por Mao Zedong el 1 de Octubre de 1949 tras una guerra civil. El presidente en ese momento era Hu Jintao, quien además ostentaba el cargo de líder del partido y de dirigente del Ejército. Pekín/北京, (en cantonés) o Beijing (en mandarín), capital del país, cuenta con unos 20 millones de habitantes y su nombre significa “capital del norte”.

Hall del Hotel Renaissaince
Nuestro hotel en la capital era el Renaissaince, de 5 estrellas. Por fuera parecía normalito pero por dentro era alucinante; de hecho cuando vimos la habitación nos entró la risa floja: nunca habíamos estado en un hotel tan lujoso, ¡qué maravilla! Chou nos hizo el check-in y quedamos con él a las 14.30 para la excursión opcional. Aprovechamos para cambiar 200 € en yuanes en la recepción.
Habitación del hotel
 

Dejamos las maletas en la habitación, nos duchamos y salimos por el barrio en busca de algún sitio rápido en el que comer, pues eran las 13.50. Encontramos un McDonald’s, pero estaba cerrado, así que nos decantamos por un KFC que estaba justo al lado. Estaba todo en chino y no entendíamos nada, pues no había menús, y además el que nos atendía apenas hablaba inglés… Le señalamos el dibujo que estaba en la propaganda de las bandejas y nos puso lo que allí venía: una especie de hamburguesa cuadrada picante, unas alitas de pollo y una bebida de cereza con gelatina flotando que estaba bastante mala y que no pegaba en absoluto con el resto.

Foto con Chou, Carol y Javi

Comimos, nos lavamos los dientes y volvimos rápidamente para el hotel, donde ya nos esperaban Chou y otra pareja más para comenzar la visita opcional. Se llamaban Carolina y Javi, de Miranda de Ebro. Tenía que venir otra pareja más pero al final se quedaron durmiendo; os recomiendo que, a pesar del jet lag y el cansancio con el que llegamos desde España, aprovechéis al máximo el día que lleguéis, pues sino tendréis el horario cambiado durante los primeros días del viaje y perderéis horas preciosas, pues en China hay muchíiiisimo para ver. Para evitar el sueño al llegar al hotel no os tumbéis en la cama o caeréis en sus fauces, como le pasó a esta última pareja que no vino y luego se arrepintió muchísimo.

Primero visitamos el TEMPLO DE LOS LAMAS/YONCHE GONG, lugar de culto budista tibetano. Es un complejo de varios edificios, construidos en el siglo XVII, que fue declarado Monumento Nacional en 1949. La parte de viviendas se quemó, permaneciendo hoy en día sólo la que está dedicada al culto. Flanquean la puerta, tras un bonito paseo de ginkgos, las torres de la campana y la del tambor. Vimos una sala en la que se reúnen los monjes para rezar, con los tronos para el Dalai Lama (considerado un rebelde) y el Panchen Lama. La perla del templo es la estatua de un buda, tallada en un solo tronco de madera de sándalo que mide 22 metros. Chou aprovechó para explicar algo de la religión budista, del Tíbet, del Dalai Lama, del Templo, etc. Tengo que decir que era un guía excelente, además de estar muy a favor del Gobierno chino…

Templo de los Lamas
 Templo de los Lamas

 

Después subimos la COLINA DE CARBÓN, desde donde hay unas bonitas vistas de la ciudad. Se trata de un parque imperial situado al norte de la Ciudad Prohibida, construido en el siglo XII. Lo malo es que, debido a la contaminación, hay una niebla permanente sobre la ciudad que empaña el paisaje. Allí se encuentra también el árbol desde el que se ahorcó el emperador Chongzhen, último de la dinastía Ming, en 1644, tras la invasión de la Ciudad Prohibida.

Vista de la Ciudad Prohibida desde la Colina de Carbón
 

Más tarde Chou nos llevó a la calle peatonal de WANGFUJING, donde hay muchas tiendas y además el Mercado Nocturno, que alberga los famosos puestos donde sirven larvas, riñones, corazones, escorpiones, cucarachas, gusanos, estrellas de mar, serpientes, saltamontes, y demás cosas, algunas incluso seguro que probablemente ni sospechábamos que existía… Aunque no tengáis pensado comer nada creo que merece la pena ir a echar un vistazo.

Calle Wangfujing y puestos de comida
Calle Wangfujing y puestos de comida
Brocheta de caballitos de mar

El guía nos dejó algo de tiempo libre que aprovechamos para caminar por la zona a nuestro aire. Nos atrevimos a probar una brocheta con caballitos de mar pero eran un poco insípidos.  Encontramos unas callejuelas muy estrechas con puestos a ambos lados, llenas de gente y pequeñas motos que no dejaban de pasar, igual que en las películas. Allá nos metimos entre la gente, fue una gran experiencia (pues éramos los únicos orientales). Ahí aprovechamos para probar los pinchos de escorpión, que tiraron vivos al aceite. Estos sí que nos gustaron, y mucho, recordaban un poco a las gambas. Chou nos había comentado que hay que escoger la brocheta en la que los bichos que se muevan más porque eso significa que vivos y por tanto frescos… De hecho, según Chou, hay un dicho en China que vimos que se cumplía a la perfección: se comen todo lo que vuela menos los aviones, todo lo que nada menos los barcos y todo lo que corre menos los coches.

Bulliciosa calle de Pekín
 
Brocheta de escorpiones
 Escorpiones
Luego probamos nuestra primera cerveza china (Yanjin) en una terraza, aunque yo aproveché para pedir un yogur que venden en los puestos callejeros que me había llamado la atención, y la verdad es que estaba buenísimo.
Primera cerveza y yogur chinos
 

Al rato volvimos al punto de encuentro con Chou y el bus nos dio una vuelta por el centro: Plaza de Tian’anmen, Palacio de los Diputados, Centro de Congresos (es como una media esfera gigante) donde había una reunión del partido comunista, pues en un par de días se celebraba el 90 aniversario de la creación de este partido, varios ministerios, etc. El bus nos dejó de vuelta en el hotel sobre las 20 horas.

Buscamos entonces un sitio para cenar, decantándonos por un local que estaba justo enfrente del hotel que tenía buena pinta. El problema es que no hablaban inglés pero por señas, palabras en chino que yo llevaba apuntadas en mi libreta (sacadas de internet) y con las fotos del menú acabamos pidiendo unas cuantas cosas de comer y cerveza china para beber. Os recomiendo que, antes de vuestro viaje, anotéis unas cuantas palabras en una libreta si no vais a disponer de conexión a Internet (pollo, ternera, arroz, tallarines, agua, etc.) porque la verdad es que nos vinieron muy bien, pues apenas encontramos gente que hablase inglés, a veces ni siquiera en las recepciones de los hoteles más lujosos…

Primera cena en China

Primera cena en China

Comimos arroz, noodles, dumplings, empanadillas de cerdo y otras empanadillas dulces, estaba todo buenísimo. Pagamos 220Y(20€) entre los cuatro, ¡¡una ganga!!. Tengo que decir que las cervezas aquí son muy ligeras de sabor, entran como el agua. Volvimos al hotel y tomamos unos capuchinos en la impresionante cafetería del mismo (160Y). Además nos invitaron a un té, pues tienen una mesa en la que está una chica preparando el té todo el día. Aquí el estudio del té, por lo que contó Chou, es como una carrera universitaria de 4 años. Nos acostamos sobre las 24 h, tras una ristra de chistes de Pelayo que amenizaron la noche.
Preparando el té

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