Diario de Japón día 5: Tokio (Tsukiji, Ginza, Kabukicho)

DÍA 5: VIERNES 21 OCTUBRE 2016

Me desperté otra vez sobre las 4:30 de la madrugada y apenas volví a dormir. No me levanté hasta las 7 y me duché mientras Pelayo se desperezaba. Desayunamos en el cuarto unos dorayakis rellenos de chocolate y anko (pasta de haba), una galleta con forma de pez rellena de crema, snacks de guisantes verdes, zumo y café (todo lo habíamos comprado en un combini/24 horas el día anterior). Salimos del hotel Horidome Villa sobre las 7:55 y caminamos hasta el Mercado de pescado de Tsukiji, lo que nos llevó alrededor de media hora. Durante el trayecto pasamos por delante del edificio de La Bolsa Nipona.

Edificio de la Bolsa

Al propio mercado de pescado no dejan entrar a los turistas hasta las 10 horas, y de hecho hay guardias vigilando en los alrededores que nos impidieron el paso cuando intentamos colarnos (sin saberlo, pues de esto nos enteramos allí). Sin embargo sí se pueden ver los múltiples puestos que hay en los alrededores, con infinidad de productos frescos y menaje de cocina.

Tsukiji

Por lo que pudimos enterarnos, al parecer la subasta de pescado es sobre las 5-6 de la mañana y se reparten 120 entradas para turistas, por orden de llegada. Eso significa que había que pegarse un madrugón importante y aún así no estábamos seguros de poder coger tickets así que desistimos.

Tsukiji

Tras darnos una vuelta por los alrededores decidimos sentarnos en un pequeño puesto de sushi en el que vimos que quedaban dos asientos libres. Hay otros muy famosos en los alrededores donde las colas eran de horas pero no estábamos dispuestos a perder allí tanto tiempo de pie. Tsukiji

Wasabi fresco

Nos dio confianza ver a muchos japoneses en el comedor interior (se ve que el exterior, en la calle, es más para turistas). El sushiman era un chico joven y una señora bastante mayor le ayudaba a servir y captar clientes. La señora hablaba algo de inglés, así que nos pudimos entender con ella bastante bien. Nos dieron la carta en inglés, que por cierto ponía Kanno en la portada a mano (imagino que será el nombre del local) y escogimos dos cuencos de arroz con distintos pescados además de dos sopas. Hay que pagar por adelantado, entregándole Pelayo a la señora 2100Y/19€, una ganga. Creo que lo único que es más barato en Japón que en España es el sushi de la calle y restaurantes de gama media.

Puesto de sushi

Sushi Kano

Estoy segura de que el sushi que comimos no era el mejor de Japón pero nos supo a gloria. Aquí tenéis la opinión y más fotos del local en Tripadvisor. Tras no dejar ni un grano de arroz nos despedimos del chico y la señora y nos dirigimos a la cuchillería de Masamoto. Pelayo estuvo un buen rato asesorándose con uno de los trabajadores de la tienda, que hablaba inglés, y finalmente se decidió por uno de fileteo de 37 cm de acero al carbono, estilo Tokio. Para mí, que no soy experta cocinera, el chico me recomendó uno de acero, pero no le entendí bien y cogí el de acero al carbono, lo que lamenté al llegar a España, pues es más duradero pero muy difícil de mantener, enseguida le salen manchas (que hay que quitar con una goma que compramos en la misma tienda, menos mal…). Por lo tanto compramos dos cuchillos, la goma para quitar óxido/marcas (específica para cuchillos de carbono), y una piedra de afilar, pagando por todo 325€ (en la tienda aceptan yenes y euros). El chico además explicó a Pelayo cómo tenía que hacer para afilar el cuchillo de fileteo, usar la goma, etc.

Cuchillería Masamoto

Finalmente entramos en la zona del mercado de pescado y la verdad es que nos llevamos un poco de desilusión de lo sucio y desordenado que estaba todo, cualquier mercado de España está en mejores condiciones. Nos dimos unas vueltas por los pasillos pero en algunos no querían turistas así que teníamos que evitarlos. Además hay que tener mucho cuidado con los carros, pues pasan a toda velocidad.

Mercado de Tsukiji

Tsukiji

Puesto de Katsubushi o bonito seco

Saliendo ya del mercado pasamos por delante de un puesto que daban a probar distintas preparaciones y nos ofrecieron unas algas picantes riquísimas que decidimos comprar. Nos dieron una bolsa de plástico envasada al vacío por 500Y/4’5€.

Algas

Iniciamos la vuelta hacia el hotel con el fin de descansar un poco, dando tranquilamente un paseo, pero al llegar a Ginza sus edificios nos llamaron la atención y nos desviamos. Es una zona llena de lujosas tiendas y curiosos edificios que bien merece un paseo: vimos espectaculares boutiques de ropa, zapatos, joyas, etc.

Ginza

Ginza

Ginza

Escolares por Ginza

Decidimos acercarnos al Callejón Yurakucho para buscar un restaurante donde comer, pues al parecer estaba lleno de restaurantes de sushi y ramen, y no estaba muy lejos. Una vez allí, llamó nuestra atención un pequeño local que hacía esquina en cuyo toldo ponía Ramen (en japonés) y unos caracteres en kanji así que no sabría deciros el nombre, sin embargo es fácil de reconocer por los colores, pues parece una bandera española. Como ya era hora de comer nos acercamos hasta la puerta y nos pusimos a la cola (que no era muy larga e iba rápido). Un amable señor salió enseguida de dentro y nos dio la carta, en la que había varias preparaciones, todas con carne de cerdo. Nos cogió la comanda allí mismo, en la cola. A los pocos minutos quedaron dos puestos libres (pues iban completando las mesas con gente, aunque fuesen desconocidos) y nos invitaron a pasar. Éramos los únicos extranjeros del local.

Yurakucho

Esto fue lo que pedimos y que nos sirvieron al poco tiempo de sentarnos:

-Cerdo picante para Pelayo

Yurakucho
-Tallarines fritos para mí

Yurakucho

Ambos platos venían acompañados por arroz blanco (por cierto, bastante malo, creo recordar que el peor de todo el viaje), un caldo y tres gyozas para cada uno. El local era curioso porque los comensales acababan rápidamente sus platos y los puestos se remplazaban enseguida. Además los camareros gritaban muchísimo y los cocineros no paraban ni un minuto de trabajar. La comida, salvo el arroz, estaba muy rica. Para beber nos dieron vasos de agua que el camarero iba rellenando por las mesas con una jarra. Pagamos por ambos menús 1680Y/15€. Es un sitio muy genuino que os recomiendo, más que por la comida, por la experiencia.

Yurakucho

Como nos apetecía algo dulce entramos a un Seven Eleven a por algo de postre: un mochi verde relleno de habas y otro dulce con azúcar escarchada por encima (aquí parece que casi todo lleva habas…). Al salir de la tienda miramos el mapa para ver dónde estábamos exactamente y nos dimos cuenta de que el Palacio Imperial estaba dos calle más allá así que nos acercamos para verlo. Como no se puede visitar el interior, sólo se ve la muralla que lo rodea, lo vimos por fuera y volvimos al hotel a descansar un rato. Dormimos alrededor de una hora y volvimos a salir, esta vez con la intención de subir al Edificio del Gobierno Metropolitano, en Shinyuku, para admirar las vistas de la ciudad, cuya visita es GRATUITA. Queríamos llegar arriba de tarde para ver como bajaba el sol pero, tras hacer un rato de cola, fue imposible, qué velocidad de anochecer…

Edificio del gobierno

Edificio del Goierno

Creo recordar que había dos miradores y en cada uno caben alrededor de 15 personas, tratándose del piso 45 pero no se tarda nada en subir, el ascensor va rapidísimo. La visita merece la pena, pues se ven 360º de la ciuda, espectacular. Nosotros creo que subimos al observatorio Norte, pues era el que cerraba más tarde. Una vez arriba nos dimos una vuelta, sacamos fotos y después echamos un ojo a los objetos que vendían en la tienda de recuerdos. También hay un bar en donde podréis tomar algo mientrasadmiráis la ciudad.

Vistas desde el Edificio del Gobierno

Vistas desde el Edificio del Gobierno
Nos tocó bajar en el ascensor con una excursión de mujeres coreanas, siendo Pelayo el único hombre así que se hizo una foto con todas, nos echamos unas risas con ellas, eran muy simpáticas. Me maravilla que en muchos de los destinos que hemos visitado nos hemos topado con estos grupos de mujeres solas, debe de ser bastante habitual (y divertido). Tenéis la opinión sobre este observatorio, indicaciones y muchas fotos en Tripadvisor. Una vez abajo decidimos visitar Kabukicho, el Barrio Rojo de Tokio. De camino vimos, de casualidad, la famosa estatua de LOVE, que está en medio de los rascacielos. La verdad que esta zona es espectacular, nos gustó mucho.

Love
Rascacielos

El barrio de Kabukicho está lleno de neones, restaurantes, puticlubs, teatros, love hotels, etc. Pasamos por delante del famoso Robot Restaurant, que es un espectáculo en sí mismo, pero decidimos no entrar, pues el menú son 80€/persona por comida basura.

Kabukicho
Love Hotel

Consultamos en Internet qué lugares recomendaban por la zona para cenar y tanto en webs inglesas como españolas coincidían en aconsejar la Izakaya Los Alpes. Buscamos el local y resultó ser un sitio que por fuera pasaba totalmente desapercibido. Decidimos entrar y vimos que tenía dos plantas; el camarero que nos acompañó nos sentó en el piso de arriba. Había gente de todas las edades, dependiendo de la mesa, pero todos estaban pasándolo bomba.

Izakaya Los Alpes

Por cierto, había mucho humo, pues en las izakayas está permitido fumar. Esto fue lo que pedimos para cenar:

-Aperitivo de la casa: morning glory con cangrejo y tortilla en salsa dulce (esto nos lo pusieron sin preguntar y luego nos lo cobraron)
-Sushi: un rollo de atún con cebolleta y un rollo de ume (ciruela) fermentado  con shiso/hoja de perillo
-6 takoyakis
-Tallarines fritos con cerdo

-tres cervezas Sapporo grandes

Izakaya Los Alpes

Al parecer éste es uno de los locales de Tokio donde cobran menos por la jarra de cerveza, entiendo que por eso estaba tan lleno. Al final pagamos 3000Y/27€ pero sin embargo contábamos con que iba a ser menos. Observando la cuenta vimos 2x430Y que no supimos lo que era (¿quizás los aperitivos, el asiento?), y cualquiera se entendía con ellos en inglés… Aquí tenéis la opinión sobre el local y más fotos en Tripadvisor.

Volvimos para el hotel pero antes de coger el JR compramos un dulce de postre en un combini. Nos tocó cambiar de línea en la estación de JR de Tokio y aprovechamos para reservar dos asientos en las famosas oficinas llamadas «ventanilla verde» (Midori no Madoguchi) para el día siguiente, pues nos marchábamos a Matsumoto. Estas oficinas se encuentran en prácticamente cualquier estación. No había apenas cola y el chico que nos atendió fue muy amable, además de hablar perfecto inglés.

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