Casa Marcelo. Santiago de Compostela

A finales de junio acudimos Pelayo y yo a este restaurante, que es de los pocos con Estrella Michelín que nos quedan por probar de Galicia. Nuestras expectativas eran altas, pues nos encanta el estilo de comida que sirven y por fin íbamos a probar algún plato diseñado por Marcelo. Tuvimos suerte de que el día estaba nublado y lloviznaba, pues la política del local es la de no reservar mesa (salvo para grupos superiores a 8 personas) no tuvimos problema al llegar para coger sitio.

El local está al lado de la catedral, en la Calle Hortas nº1, en un edificio de piedra antiguo pero dentro el estilo es moderno, y cuenta con tres zonas para comer:

-una mesa grande en la que se comparte con los comensales (caben sobre unos 20, creo recordar)

-una pequeña barra, desde donde se puede ver a los cocineros trabajar

-mesa cero: dentro de la cocina

Nos recibieron nada más entrar y nos sentaron en la mesa grande, pues la barra estaba ocupada, en unas banquetas altas que para mi gusto son un poco incómodas. Menos mal que llegamos sobre las 14 horas porque en adelante no paró de entrar gente, ocupando rápidamente los sitios que iban quedando vacíos, incluso hubo cola de espera en algunos momentos.

Se acercó a tomarnos nota Martín, el encargado y mano derecha de Marcelo, quien nos preguntó por alergias y gustos culinarios. Como nos gusta todo y no tenemos problema nos dejamos guiar por él, quien escogió los platos que nos servirían. Hizo lo mismo con prácticamente todos los comensales, pero los menús fueron diferentes, lo cual es digno de resaltar.

En cuanto a la carta de vinos, consta sólo de 24 referencias, de las cuales hay tres que se pueden pedir por copa (Pedralonga Rías Baixas, Casa Marcelo Mencía y MR moscatel DO Málaga).

Nosotros nos decantamos por una botella de Pedralonga, elaborado con uva Albariño en Caldas de Reis. Enseguida nos trajeron el pan, que estaba buenísimo, además de caliente (pocas veces he comido tanto en un restaurante, pues no soy muy panera). Por cierto, los cubiertos se encuentran en dispensadores distribuidos por la mesa grande y son de madera.

El menú que nos preparó Martín fue el siguiente:

-Gilda de merluza, mojo y piparras: para comer con la mano, muy sabrosa, merluza poco hecha y por lo tanto jugosa al extremo.

-Ensalada de Tomates Bombón con ajoblanco y sorbete de rocoto: muy fresco y además una combinación de tres de mis ingredientes/preparaciones favoritas (media ración).

-Bonito, brevas y raifort: las combinaciones de dulce y salado me encantan así que esta no iba a ser diferente (media ración).

-Nigiri de sardinas y pimiento de Padrón: el sabor de la crema de pimiento dominaba la preparación.

-La Alcachofa del Amor: rellena e foie y frita, una exquisitez.

-Salmonete en Bullabesa: servido con una crema y pan tostado, pescado en su punto.

-Steak Tartar de solomillo del País.

-Pato asado a la parrilla y brécol bimi.

-Gratín de cerezas como postre, una curiosa preparación.

Con los últimos platos tomamos una copa del Mencía de Casa Marcelo, que nos gustó mucho, y para rematar una botella pequeña de agua con gas. Por cierto, íbamos a tomarnos el café en la agradable terraza que tienen, pero estaba lloviznando así que no pudimos salir.

Pagamos 127’50€, que para ser un Estrella nos pareció que tiene una gran relación calidad-precio. El estilo de comida nos encanta y el sistema de compartir pequeñas preparaciones, también. Posee todos los ingredientes para agradar a los comensales que les gusta probar novedades y mezclas explosivas.

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